Café y limón granizado.
Buena compañía.
Entre libros.
Ayer sábado por la tarde tuve el placer de que me invitaran, en calidad de editora de La casa hecha de alba, al club de lectura de la librería Libros 28. Y si siempre es un reto para el editor enfrentarse a sus lectores, en este caso y dada la singularidad de este premio Pulitzer, más que un reto, para mí era un desafío que me preocupaba. Pero resultó ser una tarde-noche de sábado de lo más agradable e interesante como editora y lectora, escuchando, compartiendo y exponiendo opiniones con este estupendo club.
Me sorprendieron gratamente, desde la primera lectora que encontré nada más llegar, que no solo tenía la edición original de 1968, si no que además la había leído en su época en la universidad de Califronia, hasta el punto de vista de otra de las lectoras que brevemente me resumió su profunda impresión sobre el libro, coincidiendo curiosamente con mucho de lo que yo pensaba, sin dejarme el resto de opiniones e incluso críticas siempre constructivas.
Por eso quiero dar las gracias al club de lectura de Libros 28 y a Rosa, librera por excelencia, por invitarme ayer.
Os adjunto el link de esta interesante librería, merece la pena visitarla, así como su club: Libros 28